III

Sacó un cigarrillo. Habló entredientes a Luis, que metía la camilla vacía. Raspó la piedra del encendedor.
- Empezamos bien, eh?
- Dios no te oiga.
El humo del cigarrillo se mezclaba con olor a tormenta. Remolinaban unos papelitos en el pasillo externo de la Clinica San Lucas. El médico volvió de la guardia.
- Me convidás uno?
Le ofreció también a Luis, que aceptó con cierta culpa al ver que quedaban pocos- ahora compramos- prometió.
Trabajás en otro lado, doc?
- Sí, estoy en el Durand, soy anestesista, de dónde sabías lo de “efecto citrus”?
- Alguna vez trabajé en el hospital, el Cetrángolo, no mucho...
Luis miró como preguntando.
- Le dije que mandara la medicación efecto citrus y no dudó en mandarla en bolo. Efecto citrus lo usamos en el hospital para decir “chupate esta mandarina” pero no se usa mucho en la ambulancia, es un código como decir “h” entre nosotros, cuando estamos delante de un loco de mierda que no tiene nada, que lo único que tiene es histeria.
- Sí, lo de “h” lo conocía.
- Pip pip- dijo el Nextel- Sanfer.
- Puta madre- apretó el botón- adelante.
- Me referís la demora?-
- Ya estamos con final, codigo 141 (ACV)-
- Copiado, graciassss, te voy pasando un dos en Acassuso, Perú y Martín Coronado, grado 2.
- Copiado
Pisaron los cigarrillos y caminaron. Volvió a sonar la sirena. La calle a esa hora ya estaba imposible. La sirena hacía bastante, pero la ciudad ya se acostumbraba a ella y los autos tardaban más en correrse.
- Mirá ése culo, por Dios- dijo el médico y el chofer saludó con la mano a una chica que pasaba. Iván sonrió y vio que el cielo no aguantaría mucho más, las nubes negras estaban cada vez más cerca. Rogaba que no lloviese, aunque le gustara la lluvia. Tiruriruriru anunciaba el Nextel. “mensaje nuevo” se leía en su pantallita. Lo abrió y leyó en voz alta:
Perú 298, 5to único, dolor de pecho, bono no, coseguro cero, 35 años, femenina.... “h”
- Ya casi estamos, -apagó la sirena- 298 dice?
- Si
- 270, 284, es ahí.
Cric. Sonó el nextel- Sanfer con arribo- dijo Ivan
- Copiado- respondió la voz metálica.
- Bajen el electro- dijo Jorge.

Tocaron en el 5°.
- Sí? Dijo una voz desahuciada
- Médico!
- Abré?
Empujaron la puerta
- Ya está!
En el ascensor cerraron los ojos y trataron de dormir. Por suerte no llovía. No importaba que la guardia estuviera empezando. O venían de otra guardia o no habían descansado lo suficiente desde la guardia anterior. Siempre estaban cansados, era una ley. El ascensor frenó bruscamente. Abrieron la puerta tijera y se abrió la puerta de madera que daba al departamento luego de dos vueltas de llave. Los esperaba una mujer alta, ojerosa, quizás atractiva alguna vez.
- Pase doctor- su voz sonaba depresiva.
Se miraron. h, pensaron.
El living realmente impresionaba, además de ser infinito, lo que valdrían esos muebles no los compraría ni mil horas de guardia, ni dos mil.
- Es por acá, doctor, me está doliendo desde que me levanté, no comí nada, no sé.
En el pasillo había fotos de caballos y carreras.
- Qué te duele?
- La panza, todo acá - señaló una franja a la altura del ombligo.
- No te duele el pecho?- preguntó el doctor, comenzando a ponerse de mal humor.
- No! Acá.
Se miraron, alguno sonrió. Luis dejó el electro en el piso.
Por costumbre, Iván apoyó el maletín en un lugar seguro de la cama, lo abrió, sacó el tensiómetro y le tomó la presión. La mujer hablaba sin parar.
- 12/8- le informó a Jorge. No podría estar mejor.
- Imagínese, doctor, mis padres tienen 80 años, estoy harta, mucho estrés, yo trabajo, hago esos collarcitos que ve ahí, pinto también. Ahí hay un cuadro, ése mirá, agarralo- le dijo a Luis y Luis lo agarró antes de preguntarse por qué lo hacía. Era sinceramente espantoso.
Se quedaron mirándola hasta que se calló.
- Anoche comiste algo que te pudiera hacer mal?- preguntó el médico con resignación.
- Comí un yogur, y chocolate, mi papá me pidió que comprara chocolate a las 12 de la noche, usted lo puede creer? (“no” dijo el medico, pero ella no lo escuchó) estoy harta!-
- Buscapina, amigos- Iván la preparó y se la pasó a Luis.
- ... encima tengo que cuidar a mi novio, es un chico más- se miraron- le tengo que lavar la cabeza! lo baño, claro es depresivo, pero yo no doy más doctor.
- Dése vuelta por favor- dijo Jorge mientras terminaba la planilla.
Ella lo hizo sin dejar de hablar, sin preguntar qué le iban a poner. Luis le levantó el camisón, corrió lo suficiente la ropa interior pasó alcohol y pinchó.
- Adiós- dijo el médico y le extendió la mano con una mueca por sonrisa.
- Suerte con los cuadros- dijo Iván
- Suerte con el novio- agregó Luis.
Y se fueron. Por fin pudieron desahogarse en el ascensor.
- Una becada de la vida.
- Qué país generoso.
- Dios le da pan al que no tiene dientes
- El novio un vivo bárbaro
- Qué hijo de puta!
- Sexo gratis, le usa la plata y le lavan la cabeza!
Cric – me copiás?
- Adelante.
- Con final 132 (Gastroenteritis)
- Copiado, gracias, vamos bajando para base, no hay nada por ahora chicos.
- Gracias.
Afuera diluviaba. Le acariciaba el costado del rostro. Tenía atado el pelo, ella le pasó la mano por la cara y se estremeció.
- Te quedás?- le preguntaron con la puerta abierta.
Sonrió y atravesó la cortina de agua hasta la ambulancia.

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