IV

Compró una gaseosa y comenzó a recorrer los puestos de artesanos en la Plaza. Había menos, por la lluvia, pero no podían darse el lujo de no abrir. Mates, sandalias, anillos, tapices, velas. Trataba de distraerse. Se detuvo ante un puesto de calados en madera. Buscó algún caballo de mar pero no vio. Observó unos signos.
- Querés que te explique lo de las runas?.
La miró. Tenía ojos claros y mirada profunda.
Asintió con la cabeza – bueno.
- Se usan cuando uno está por decidir algo importante. Cada una tiene un mensaje, son 25– de las maderitas talladas una cintita ataba un pequeño rollo de papel madera – son muy precisas, excepto una, que está en blanco, esa sale cuando la persona sabía de antemano lo que tenía que hacer, pero no se anima a tomar la decisión, se sacan con la mano derecha de una bolsa, no se puede consultar más de una por día. Lo querés hacer?
- Sí – preguntó el precio, pagó.
- Tenés que pensar una pregunta, o sobre lo que quieras decidir.
No necesitaba pensarlo para tenerlo en la mente. Sacó su “runa” y la sostuvo en la mano.
- Te la envuelvo? Después la mirás, cuando estés solo.
- No, gracias.
- Pip pip- dijo el Nextel. Sonrió – Sanfer.
Guardó la maderita y contestó, alejándose del puesto.
- Te paso un trasladito, disculpá.-
- Ok, no hay problema – odiaba los traslados. Empezó a sonar la musiquita del pager que entraba al Nextel.
Abrió la puerta de la ambulancia. Luis habló sin moverse.
- Qué es?
- Un traslado
Insultó y se dio vuelta para seguir durmiendo. A los pocos minutos arrancaba la ambulancia y se alejaba de la plaza.

La primer pata de la camilla se extendió automáticamente con su ruido metálico y comenzó a rodar en la entrada de la guardia, luego lo hizo la segunda. Caía un manto de llovizna, no había viento, sólo el ruido de la camilla.
- Da para seguir durmiendo la verdad.
- A quién se le ocurre trasladarse a las dos de la tarde?
Entraron a un pasillo viejo y oscuro, con alguna que otra gotera, había una luz bien blanca en el fondo, una luz de fondo. Doblaron hacia otro pasillo y de ahí a la guardia. Una comitiva los esperaba, algunos policías.
- Buenas tardes- dijo Iván apenas mirando a alguien, avanzando como decidido a no perder tiempo y le sacó la sábana al único que estaba en una cama.
- Cuidado con la pierna, por favor- decía el paciente, y por el tono de voz se les hizo que era un poco verborrágico- no sabés lo que me duele. Cerca de 90 enfrentamientos y me viene a pasar esto de la manera más boluda...
Iván y Luis acercaron las camillas y lo pasaron con la ayuda de un par sin esperar que la médica del hospital terminara de explicarle el cuadro al médico de la ambulancia. Comenzaron a llevárselo.
- ...tenía el arma en la cintura, acabábamos de detener a un tipo, pero estaba en la comisaría, le estábamos tomando los datos y se me disparó...-
- Cuidado con los codos- dijo Iván antes de que doblaran para salir del pasillo sin fijarse si sus codos corrían riesgo de golpearse. Pareció no escucharlo porque siguió hablando, pero metió los codos adentro y no se golpearon.
Ya bajaban por la rampa del estacionamiento. El cielo estaba más oscuro, la llovizna no había variado. Si va a llover que llueva de una vez.
- ...no, pero en serio, me tirotié con tipos a una distancia de acá a la puerta- se miraron, y buscaron alguna puerta, dedujeron que siempre había una puerta cuando lo contaba o el tiro le había afectado el cerebro – y me vengo a pegar un tiro así. No entendía nada, de golpe ¡pa! todos me miran, me veo: sangre – la primer rueda de la camilla recibe la orden de Luis desde la palanca de atrás y se pliega, obediente; la segunda es un poco más rebelde pero con un poco de violencia cede. El policía queda hablando en la ambulancia y no le cierran la puerta por cortesía, pero se van adelante a buscar la gaseosa y tomar un poco en vez de fumar.
Aparece el médico con el familiar que va a acompañar y se suben atrás.
- Suerte- le dicen al médico antes de cerrar la puerta- en el maletín hay algodón.
- Al Churruca, no?-
Iván se fijó en el Nextel - Sí.
Prendió las luces giratorias, encendió la ambulancia y salieron.
- Estaba pensando que este laburo es mucho esperar- dijo Luis. Iván lo miró.
- Nos la pasamos esperando que suene el Nextel, o esperando que no suene. Suena cuando dormimos, cuando meamos, o cuando nos quedamos mirándolo a ver si suena.
- Sí- miró hacia delante – todos los laburos de emergencia eso de esperar un llamado. Y pasás de rascarte las pelotas a andar a mil. Ni pensás – hubo un silencio – tenés familia?
- Sí – sonrió Luis
- Hijos?-
- Uno de tres años, es un fenómeno – sonrió más todavía, Iván también y miró hacia delante.
- Vos?
- No.
- Y qué hacés de tu vida cuando te bajás de acá?
- Veo amigos, soy bombero – espero una llamada
- Qué edad tenés?
- 27
- Yo también. Siempre hiciste esto?
- No, estudié para cura unos años y pedí un año de licencia.
- Cuando se acaba?
- En un par de meses – comenzó a lloviznar más fuerte.
- Que vas a hacer?
- No sé. Siempre dije que si no se me cruzaba ninguna princesa volvía
Luis sonrió – Y se te cruzó.
La llovizna se transformó en lluvia torrencial. El médico golpeó desde atrás.
- Agarrá la autopista por favor.
Luis sonrió – ya no lo aguanta más- dijo y dobló para agarrar la autopista.
Casi sintió de nuevo que corría su pelo y acariciaba su rostro. Su sonrisa.

- Cuidado con los codos.
Entraron a la guardia, más policías, otra vez los familiares, una cara conocida vestida de enfermero que también se alegró.
- Cómo andás curita?
- Acá andamos, disfrutando de la vida, vos?
Antes de saludarse colgaron los sueros y lo cambiaron de camilla.
- Siempre caés de pie, eh?- dijo el enfermero de cara redonda y ojos saltones
- No estás más en Terapia?-
- Sí, pero hago algunas horitas acá.
- Qué tal la gente allá?
- Bien, como siempre.
- Nos vemos, portate bien.
El enfermero rió con risa de fumador – Vos también, y si te portas mal avisá.

1 comentario:

  1. Y... que paso con la runa? Era la que estaba en blanco, no?
    G.A.D.

    ResponderEliminar